Presentacion de la obra en New York Times

El día 21 de junio de 2019, se presentó personalmente, y dirigido para el editor, en la sede del periódico The New York Times, en NuevaYork, un ejemplar de la segunda edición de la obra: DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA». La prensa de Guadalajara y Castilla-La Mancha, recogió la noticia, dándole la importancia que el tema requiere , al publicarla en la Portada.

 

VISITA AL COLUMBUS PARK, EN BROOKLYN

Visitamos en Brooklyn el día 21 de junio de 2019, el Parque dedicado a Cristóbal Colón. Un espacio recoleto, muy ben cuidado, en el que el Almirante tiene delante de uno de los edificios de la Corte de Justicia de los EE.UU una estatua sobre un pedestal en forma de columna.

En un lado, y algo retirado, también se recuerda con un busto sobre columna al Senador Robert Kenedy, y en un gran monumento, se rinde homenaje a los hombres y mujeres que han muerto defendiendo los valores del pueblo americano. Fue una visita muy interesante.

VISITA A THE NEW YORK PUBLIC LIBRARY

El pasado día 21 de junio de 2019, visité la Biblioteca Pública de Nueva York, acordando el envío de un ejemplar del libro «DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA» para que forme parte de los fondos documentales de este importante centro de Cultura de los EE.UU.

Aquí se muestran imágenes de esta visita.

PRESENTACIÓN DE MI LIBRO EN THE NEW YORK TIMES. NUEVA YORK.

El día 20 de junio de 2019, viajé a Nueva York con el único propósito de entregar, previo acuerdo escrito, un ejemplar de mi libro «DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA», en la redacción del periódico The New York Times. Regresé a Madrid el día 22, después de haber hecho la entrega para el Editor de este prestigioso periódico.

Aproveché también, el escaso tiempo que estuve en esta ciudad, para visitar el COLUMBUS PARK, en Brooklyn, y tomé unas imágenes que aporto en una nota aparte, y tuve tiempo también de visitar la Biblioteca municipal, uno de los centros de Cultura más importantes de EE.UU, que también documento en nota aparte.

Esperamos que, por parte del Editor del periódico, y de sus colaboradores, se le de la importancia que tiene el contenido de la tesis que defendemos, de un Colón noble, castellano, y comprometido con la corona de Castilla en el Descubrimiento de una ruta para llegar a las Indias por occidente, y unas islas y tierras nuevas que forman parte de un Continente tan importante como el Americano.

 

 

NUEVA CARTA ANUNCIANDO EL DESCUBRIMIENTO

LA CARTA DEL REY JUAN II A FERNANDO EL CATÓLICO, de fecha 4 de marzo de 1493.

En nuestro libro, “DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA”, afirmamos que el primer documento escrito del descubrimiento de América era una carta del duque de Medinaceli, Luis de la Cerda, al cardenal Mendoza, fechada en Cogolludo (Guadalajara), en día 19 de marzo de 1493.

Recientemente, el día 6 de junio de 2019, el periódico ABC daba la noticia del hallazgo de una carta del rey de Portugal, Juan II al rey Fernando el Católico, en la que le notificaba la llegada de Colón a Lisboa. Esta carta lleva fecha 4 de marzo de 1493 y, por lo tanto, es anterior a la de Cogolludo.

En el libro explicábamos la existencia de la carta fechada en Cogolludo el 19 de marzo de 1493, y hemos hecho una ampliación del texto para incorporar esta novedad.

Ahora el texto queda así:


Colón ha realizado su primer viaje de ida a las Indias descubriendo San Salvador y La Española… y regresa de camino a Castilla triunfal. Cuando los días 13 y 14 de febrero de 1493 ya ve las costas de Europa, la mar se agita, y el velamen de su carabela “La Niña” queda destrozado por una gran tempestad marina. El día catorce de febrero, ante la posibilidad de que su descubrimiento no sea conocido, escribe una carta a los reyes de Castilla y la echa al mar dentro de un barril, por si acaso no llega la tripulación a tierra con vida.

Pasada esta fuerte tempestad, les sorprende otra casi más importante frente a las costas de Portugal, el día cuatro de marzo, y han de refugiarse en Sintra, cerca de Lisboa.

Desde Lisboa, Cristóbal Colón envía tres cartas en las que describe todo lo que ha encontrado para asegurarse de que al menos una de ellas llegue sin novedad a su destino y no quede el descubrimiento sin ser conocido por el mundo: Una la dirige a Luis de Santangel, “maestre raçional” de los Reyes Católicos; otra a Gabriel Sánchez, tesorero de los reyes, y una tercera a don Luis de la Cerda, duque de Medinaceli. Esta última carta, desaparecida, no consta en ningún archivo, pero tenemos conocimiento de ella porque, a raíz de ser leída por el duque, éste envía otra al Cardenal Mendoza, en la que hace alusión a la escrita por Colón, dándole cuenta de que el Almirante ha vuelto de su viaje y ha descubierto todo lo que prometió (figura 2) . Este documento se encuentra en el Archivo Histórico de Simancas (Valladolid), y es considerado por muchos historiadores el primer documento escrito en el que se da cuenta del descubrimiento de América, pues está fechado en Cogolludo (Guadalajara), el día 19 de marzo de 1493, días antes de que recibieran los originales de Colón sus otros dos destinatarios.

Algunos autores solamente reconocen dos cartas ignorando la que envió al duque porque está desaparecida, y aunque sí conocen la que escribe el duque al cardenal Mendoza no dan cuenta de ella, y nos preguntamos ¿por qué conociendo la existencia de la misma se oculta? Creemos que no es por no querer darla a conocer, sino porque no le dan la importancia que tiene en la relación de Colón con el duque.

Afirmamos que la carta dirigida al duque de Medinaceli está perdida, porque el desembarco en Portugal tuvo lugar el día 4 de marzo de 1493 y la carta que el duque escribe al Cardenal Mendoza, como se puede ver, está fechada “en la mi villa de Cogolludo a 19 de marzo de 1493”.

El original de la misma es el siguiente:

Figura 2.- Carta del duque de Medinaceli al Cardenal Mendoza

Dice así:
Reverendísimo Señor. No sé si sabe Vuestra Señoría cómo yo tove en mi casa mucho tiempo a Cristóbal Colomo, que se venía de Portogal y se quería ir al Rey de Francia para que emprendiese de ir a buscar las Indias con su favor y ayuda; e yo lo quisiera provar y enbiar desde el Puerto, que tenía buen aparejo con tres o cuatro carabelas, que no me demandava más; pero como vi que hera esta empresa para la Reina, Nuestra Señora, escrevilo a Su Alteza desde Rota y respondióme que gelo enviase. Y yo gelo embié entonçes y supliqué a Su Alteza, pues yo no lo quise tentar y lo adereçava para su serviçio, que me mandase hazer merced y parte en ello, y que el cargo y descargo d’este negoçio fuese en el Puerto. Su Alteza lo reçibió y lo dio en cargo a Alonso de Quintanilla; el cual me escrivió de su parte que no tenía este negoçio por muy çierto, pero que, si se acertase, que Su Alteza me haría merced y daría parte en ello; y después de averle bien esaminado, acordó de enviarle a buscar las Indias. Puede aver ocho meses que partió y agora él es venido de buelta a Lisbona y ha hallado todo lo que buscava y muy complidamente, lo cual luego yo supe; y por facer saber tan buena nueva a Su Alteza, gelo escrivo con Xuares y le enbío a suplicar me haga merced que yo pueda enviar en cada año allá algunas caravelas mías. Suplico a Vuestra Señoría me quiera ayudar en ello e gelo suplique de mi parte, pues a mi cabsa y por yo detenerle en mi casa dos años y averle endereçado a su serviçio se ha hallado tan grande cosa como ésta; y porque de todo informará mas largo Xuares a Vuestra Señoría, suplícole le crea.
Guarde Nuestro Señor vuestra reverendísima persona como Vuestra Señoría desea.
De la mi villa de Cogolludo, a XIX de março (1493)
Las manos de Vuestra Señoría besamos. LUIS (DE LA CERDA)

A propósito de este documento, dice Carlos Sanz:

«El rigor no puede afirmarse por las palabras del Duque, que las noticias que tenía de la vuelta de Colón, las recibiera directamente de la famosa Carta, y así lo han manifestado algunos autores, y bien pudo haber recibido la información por otro conducto. Pero las alusiones son tan precisas como, por ejemplo: el tiempo de duración del viaje, el haber llegado a las Indias y la magnitud del Descubrimiento, que no es posibre rehusar una influencia del Mensaje colombino. De otra parte, ¿quién más interesado que el mismo Colón en informar a su antiguo protector el feliz resultado de la expedición? La Carta o las noticias del regreso de Colón han llegado al Duque directamente desde Lisboa, como lo declara implícitamente el escrito al Gran Cardenal, y se deduce su fecha, pues si el Almirante desembarcó el día 15 en Palos de Moguer, no era posible que recibieran sus mensajes en la Villa de Cogolludo, que está situada en el centro geográfico de España. La cosa cambia cuando se entiende enviada desde Lisboa el 4 de marzo»

La distancia entre Cogolludo y Lisboa, en línea recta, es de 573 km . Del cuatro al diecinueve de marzo es lo que tardaba un buen trotero en llevar una carta desde Lisboa al centro de la Península Ibérica, en este caso a Cogolludo (Guadalajara).

Tenemos referencia de lo que tardaba un correo entre Barcelona y Sevilla, y en ella nos apoyamos para afirmar que la carta enviada a Cogolludo es desde Lisboa.
En España, a finales del siglo XV,

«los correos tenían cierta regularidad, y así, de Barcelona a Sevilla por Lérida, Caspe, Zaragoza, Guadalajara, Alcalá, Toledo y Córdoba, o a la inversa, un correo ordinario tardaba doce días, y uno especial diez» ;

«La carta que la Reina Católica envió a Colón, fechada en Barcelona el 5 de septiembre de 1493, y que, según la referida indicación escrita con letra de la época, fué recibida a 18 de septiembre de 1493 en el Puerto de Santa María, o sea que invirtió trece días en salvar la distancia que media entre Barcelona y Puerto de Santa María»

La primera fecha de la que hay constancia de la Carta de Colón comunicando los descubrimientos de su primer viaje transatlántico, en un Libro de Actas Capitulares del Cabildo de Córdoba, es de fecha 22 de marzo de 1493, por lo que afirmamos que la carta del duque de Medinaceli al cardenal Mendoza, de fecha 19 de marzo de 1493, es el primer documento escrito que da la noticia del Descubrimiento de América.

En la carta que el duque envía al cardenal Mendoza le ruega que interceda ante sus altezas para que le dejen enviar por su cuenta unas carabelas cada año a aquellas tierras. Nadie se aventura a hacer tal petición si no conoce de antemano lo que allí va a encontrar y el rendimiento que piensa sacar y esto no lo puede el duque saber nada más que de primera mano por información directa de Colón. Hay en la carta del duque al Cardenal esta expresión “lo cual luego yo supe”; la palabra luego, deriva del latín “loco” y significa a la sazón, prontamente, sin dilación, al punto, enseguida; que nos indica que lo supo inmediatamente .

En la carta se afirma, por dos veces, que Cristóbal Colón ha convivido con el duque de Medinaceli en su casa durante dos años, y todo ello sin haber descubierto NADA.

Insistimos en lo importante que es la afirmación de que el duque lo ha tenido en su casa durante este tiempo. Algún historiador afirma que esto no es así y asegura que este tiempo que estuvo en su casa va desde el otoño de 1488 hasta la primavera de 1489, es decir, unos ocho o nueve meses. ¿A qué se debe esta tergiversación del documento original? , pues está claro que la carta dice que le tuvo en su casa mucho tiempo, y después aclara que fue durante dos años, y no unos meses, y es que es muy importante leer lo que dicen los textos originales, y no las interpretaciones que mejor convienen a las hipótesis del momento. Hasta aquí, la información existente hasta el año 2019.

Con fecha 16 de junio de 2019, se da cuenta en el periódico ABC, de Madrid, del hallazgo de otra carta, que hasta la fecha estaba desaparecida, en la que el rey de Portugal comunica al rey Fernando el Católico la llegada de Cristóbal Colón a Lisboa. Es sin duda una buena nueva para nosotros, pues, al llevar fecha 4 de marzo de 1493, anterior a la del duque de Medinaceli al Cardenal Mendoza, abrigamos la esperanza de que la que envió el Almirante al duque, a Cogolludo, tenga la misma fecha de salida de Lisboa, es decir, 4 de marzo, y se encuentre en alguno de los archivos privados de la nobleza, sin catalogar, lo que confirmaría que la primera noticia escrita del descubrimento no sería solo la carta del rey de Portugal, sino que, serían dos documentos de la misma fecha con la misma noticia, pero dirigida a dos destinatarios distintos: una al rey Fernando, y otra al duque de Medinaceli. A continuación, adjuntamos la noticia de ABC en internet, tal y como se dio a conocer.

“J.V.Periódico ABC. Actualizado 16.06. 2019
Encuentran la primera carta que informó del regreso de Colón tras descubrir América
El más antiguo documento sobre este hecho es hallado en el Archivo de la Nobleza, se trata de una misiva del Rey de Portugal a Fernando el Católico

Dorso de la Carta. – Archivo de la Nobleza

El documento más antiguo que informa sobre el regreso de Cristobal Colón tras descubrir América acaba de ser encontrado por el Archivo de la Nobleza, dependiente del ministerio de Cultura, en sus trabajos de tratamiento técnico y digitalización del Archivo de los condes de Villagonzalo.
«Nuestro muy alto, excelentísimo y poderoso principe Rey de Castilla, de Aragon de Sicilia, de Granada y nuestro muy amado principe hermano», se puede leer en portugués en el dorso de la carta fechada el 4 de marzo de 1493 y escrita por Juan II de Portugal a Fernando el Católico en donde se notifica por primera vez la gesta de Colón. Está escrita el mismo día que Colón arribó a Lisboa tras su aventura. «Sobre la venyda del almyrante de las Yndias», se lee en el dorso.
«El interés de este documento reside, especialmente, en lo temprano de su fecha, ya que podríamos estar ante el primer testimonio del regreso exitoso de Colón tras su aventura oceánica, al margen de sus cartas y diarios. La fortuita llegada a Lisboa del navegante concedía al monarca portugués la primicia del descubrimiento y daba lugar a una batalla diplomática entre la corte castellana y la portuguesa por el control de la expansión atlántica», explican desde el Archivo que también muestra que Juan II de Portugal iba a enviar a uno de sus embajadores, Rui de Sande.
En el dorso del documento, en la dirección de la carta, podemos ver el sello de armas del Rey de Portugal, que se conserva excepcionalmente bien, y la mancha de cierre en forma de semicírculo. Según ha podido saber ABC, desde esta institución tienen la intención mostrarlas al público a partir de la semana que viene en la exposición que tiene el Archivo de la Nobleza sobre la firma del Tratado de Tordesillas que se puede ver en Toledo.
Y es que en este proceso de descripción y tratamiento técnico del Archivo de los condes de Villagonzalo, que es propiedad privada pero que está custodiado por el Archivo de la Nobleza, se encontraron hace unos meses dos cartas oficiales de Juan II de Portugal fechadas el 4 de marzo, de la que hemos hablado, y otra del 25 de mayo de 1493, y que están relacionadas con el Tratado de Tordesillas. Son los primeros documentos concernientes a este viaje tras su salida de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492.
El segundo documento también es una misiva de Juan II de Portugal a Fernando el Católico, esta vez fechada a 25 de mayo de 1493, y se trata de un testimonio de cómo el rey portugués aceptaba paralizar la salida de sus carabelas, que se habían empezado a preparar para «descubrir donde Cristóbal Colón». La carta del monarca constituye así el comienzo de las negociaciones que darían lugar al Tratado de Tordesillas, en tanto se iniciaban las conversaciones con el papa Alejandro en torno a las tierras descubiertas”

Atendiendo a las condiciones de convivencia en la sociedad de la época relatadas anteriormente, por las que ni siquiera se puede testificar en un juicio, solamente por el hecho de ser hijo de una pescadera o haber desempeñado oficios bajos como es el de calcetero… podemos afirmar que las relaciones del Descubridor con los reyes de España y Portugal no entran dentro de los cánones sociales de la época, porque, ¿no se encontraría en la misma situación que un cardador de lana, un vinatero o un marinero, como ya hemos comentado, que le impedirían acercarse a éstas personalidades, pues estos oficios son los que desempeñaba el Almirante según la hipótesis que lo sitúan nacido en Génova?

No quedamos satisfechos todavía con las noticias constatadas del movimiento y relaciones que desarrolla el Almirante con quienes ostentan los más altos cargos de la nobleza, y nos queda la duda de cómo es posible que Bartolomé Colon tenga acceso a la corte francesa.

Tenemos otro testimonio sin precedente, y entendemos que muy importante, en el que, una vez más, un Mendoza abre una puerta ante la realeza, en este caso francesa, para dar a conocer su proyecto de llegar a las Indias por una nueva ruta. Este es el del lazo de unión entre el Almirante y el rey de Francia, al que envía a su hermano Bartolomé para ofrecerle el proyecto de esta nueva ruta, ya que en Castilla no tenía apoyos. ¿No ha pensado nadie que en el espacio y tiempo en que esto sucede Bartolomé no tendría ninguna posibilidad ni de acercarse a la corte del monarca galo, siendo como era en aquella sociedad un desconocido y un «don nadie»? La relación de Colón con el rey francés la encontramos en otro Mendoza; se trata de don Lorenzo Suárez de Figueroa, hermano del Cardenal Mendoza, que estaba casado con Isabel de Villandrando, prima del monarca galo . Otro Mendoza, de nuevo, intercediendo para la causa y beneficio del Almirante.

¿Qué se deduce de todo esto? Cristóbal Colón es consciente del gran apoyo que le había prestado el duque de Medinaceli para poder realizar su empresa de las Indias y tiene el derecho por ello a ser uno de los primeros en conocer la noticia, de ahí que le envíe la carta que se encuentra en la actualidad perdida, y que confiamos que, al igual que la del rey de Portugal, aparezca en alguno de tantos archivos que están si catalogar todavía.

De todos estos hechos lo que está claro es el gran apoyo que la familia Mendoza y el duque de Medinaceli prestaban a Cristóbal Colón y la pregunta inmediata es: ¿será posible que toda la vida oculta del Almirante se haya desarrollado en la tierra de Guadalajara y que guarde una relación muy estrecha con esta familia Mendoza, que en aquel entonces tenía una cercanía a los reyes que les permitía controlar casi todo?

Lo primero que procede es estudiar la historia de Guadalajara en esos años.

 

Feria del Libro de Madrid 2019

El cocinero de Colon, en el testamento del Almirante

EL COCINERO DE COLÓN EN EL TESTAMENTO DEL ALMIRANTE.
La lectura de los numerosos libros que componen la que yo llamo “Biblioteca Colombina de Ricardo Sanz”, sorprende de vez en cuando por encontrar, en alguna de las obras que la componen, hechos que no suponen ninguna novedad, pues están ahí desde que el historiador los describió y la obra se editó y publicó, pero que, conocido en el espacio y tiempo en que sucedieron, pueden tener una importancia capital.
Este es el hallazgo del que voy a dar cuenta aquí por la importancia que tiene.
Se trata de conocer quién era el cocinero del Almirante en unas circunstancias trágicas para él, y la importancia que tiene para esta tesis.
Había emprendido Cristóbal Colón su tercer viaje a las Indias, y lo que allí sucedía no era lo que ni él ni los Reyes Católicos deseaban, pues la ambición de unos pocos, y los escasos recursos de oro, especias y productos de gran valor que se buscaban no eran lo suficiente para satisfacer a quienes allí acudieron pensando en disfrutar de una vida mejor.
Rebeliones de los colonos y algunos abusos a costa de los nativos obligaron al Almirante a aplicar la disciplina que estaba en uso en aquellos tiempos y que hoy nos parecería dura, pero, en el momento de su cumplimiento era la normal en cualquier sociedad civilizada.
Las acusaciones por supuestos excesos llevados a cabo por el Almirante llegaron hasta los reyes y éstos enviaron a las nuevas tierras descubiertas a un juez pesquisidor llamado Francisco de Bobadilla; juez ambicioso de poder que anuló las atribuciones y el mando que tenía Colón y los asumió en su persona.
Los reyes, convencidos de que las acusaciones que llegaban hasta la corte eran ciertas, le dieron a Bobadilla tales poderes que le facilitaron pergaminos en blanco firmados por ellos para poner disciplina y orden donde no lo había.
Con estos documentos, Bobadilla era ya de facto el verdadero Virrey. Ordenó que a Colón y sus hermanos se les tomase presos y se les encadenase para presentarlos ante la justicia en Castilla, y de esta manera se dictó una orden de arresto para ellos.
El conde Roselly de Lorgues en su obra: Historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón, (1828). Barcelona, Ed. Jaime Seix; Tomo I; pág 498, nos relata la situación del Nauta cuando iba a ser encadenado por Bobadilla para entregarlo a los reyes, de regreso a España y no quería ninguno de los presentes cumplir la orden de colocarle unos grilletes, por creer todos ellos que era una orden injusta.
El texto de Roselly dice así:
“Ninguno de los oficiales y soldados del Gobernador se sintió con fuerzas para cumplir aquella orden execrable. El dolor comprimido ahogaba la voz de todos y secretamente se rebelaban contra su degradante obediencia. La serenidad de aquel héroe imponía cierto doloroso respeto. Las cadenas que se habían traído a su presencia continuaban en el suelo del calabozo sin que ninguno de los asistentes osara levantarlas. Ante semejante afrenta los mismos carceleros retrocedían como ante la idea de un sacrilegio. No podía, pues, ejecutarse la bárbara orden del gobernador, cuando se presentó eligiéndose alegremente para aquel crimen, no un agente de Bobadilla, no un indio estúpido u odioso, sino un hombre de la casa del Almirante, un familiar suyo, su propio cocinero. Aquel infame cargó alegremente sobre sí aquella deshonra y, con imprudente presteza, remachó las cadenas de su amo. Las Casas le conocía: se llamaba Espinosa“
A pesar de lo expuesto, no nos quedamos conformes con los hechos si no tenemos confirmación de que, efectivamente, el padre Fray Bartolomé de Las Casas conocía el nombre de este familiar, y acudimos a la obra Historia de las Indias, del dominico, para comprobarlo.
Las Casas lo describe asi:
… “Y lo que no sin gran lástima y dolor se puede ni conviene decir: cuando querían echar los grillos al Almirante, no se hallaba presente quien por su reverencia y compasión se los echase, sino que fué un cocinero suyo desconocido y desvergonzado, el cual, con tan deslavalada frente se los echó, como si se sirviera con algunos platos de nuevos y preciosos manjares. Este yo le conogscí bien y llamábase Espinosa, si no me he olvidado” .
Observemos una contradicción en este texto: primero dice “fue un cocinero suyo desconocido”… y luego afirma: “Este yo le cognosci bien…” Ahora nos preguntamos: ¿Le conocía bien o no? ¿No nos quiere decir que era familiar suyo?
Si en la época del descubrimiento de América había que tener alrededor gente de confianza, el puesto de cocinero era uno de los más importantes, pues era muy común la eliminación de familiares, rivales, amigos y gentes poco respetables, por uno de los productos mortales más activos: el veneno mezclado en la comida, y de ahí la costumbre de hacer “salva” a los invitados importantes, que consistía en que algún esclavo probase los alimentos antes que el propio comensal para evitar el envenenamiento.
En estas circunstancias, ¿a quién de más confianza que un familiar se le podía encomendar la elaboración de la comida para no ser envenenado?
El Almirante tuvo por cocinero a un pariente suyo con una dudosa conducta, o puede que no, y así nos lo describe el conde, posiblemente porque no conoce que los dos son nacidos en el mismo lugar. Colón “de terra rubea” (de tierra Espinosa), y el cocinero “Espinosa”
Aparentemente este familiar es un traidor y ha cumplido una orden que no se han atrevido a ejecutar quienes estaban próximos al Almirante y le conocían, por ser injusta; pero, si tenemos en cuenta que, dadas las circunstancias, si no se cumplía el mandato de Bobadilla las cosas podían haber terminado con la ejecución allí mismo de Colón, el cocinero, su pariente, actuó correctamente para evitar males mayores.
El relato es de uno de los biógrafos más importantes del Almirante, y la obra de la que hemos recogido este testimonio es, como se ve en su cita, del año 1828.
De haber sido escrita en la actualidad, se podría dudar de la veracidad de que el cocinero era familiar del Almirante, pues los intereses por hacerse con la cuna de este gran personaje de la Historia son muy importantes y se recurre a cualquier dato que beneficie a algunos biógrafos para sus objetivos, a pesar de que hay quien dice que lo importante no es su lugar de nacimiento, sino que los Reyes Católicos, y Castilla, fueron quienes pusieron los medios y las gentes para descubrir un Nuevo Mundo.
En este caso no dice Las Casas que fuera pariente suyo, pero es dudoso que Roselly se lo invente, pues, en el momento de la descripción, lo importante no es que sea o no familiar suyo, sino que era su cocinero.
Recordemos una vez más, que en nuestra tesis Cristóbal Colón nació en Espinosa de Henares (Guadalajara) y que este pariente suyo, que llevaba por nombre el gentilicio de Espinosa, lo más probable es que hubiera nacido en este lugar, debería conocer la vida oculta de Colón, de ahí que estuviese ocupando un puesto de confianza tan importante en aquella época como el de cocinero, y su actitud puede no ser tan deshonrosa como nos lo presenta el historiador, pues, tal y como se describe el cuadro, de no haber sido esposado, podría Bobadilla tener una reacción violenta que hubiese acabado con la vida del Almirante, y no habría pasado nada…
Pero no quedamos satisfechos con el hallazgo y, en la lectura del Testamento del Almirante, hecho en el año 1506, meses antes de su fallecimiento en Valladolid, volvemos a encontrar de nuevo a Espinosa, en este caso con su nombre propio: Juan Despinosa, así está escrito, y no en una ocasión, sino en dos.
Figura en la relación de siete sirvientes del descubridor, a quienes agradece sus servicios prestados.
La pregunta es que, si en aquella ocasión en la que el Almirante podría haber sido ejecutado antes de su vuelta a España a manos de Francisco de Bobadilla, sin que nadie hubiese podido alegar nada, pues, con los pergaminos en blanco firmados por los reyes le podría haber acusado de lo que quisiera, su familiar Espinosa resuelve la situación encadenándolo y dando por terminado el problema, ¿cabría pensar que, de no ser como imaginamos, Colón lo habría mantenido a su servicio, y se lo agradecería meses antes de morir, en su testamento?
Vemos pues, que el gentilicio Despinosa indica el lugar de nacimiento de este hombre, tan importante en la vida del Almirante, al que le agradece los servicios prestados como sirviente al menos desde 1498, que se produce el encadenamiento, hasta el año 1506, fecha del testamento en el que figura el sirviente, es decir, ocho años.
Si el cocinero hubiese sido un infame, como lo describe Roselly, o un desvergonzado, como le llama Las Casas, ¿habría seguido al servicio del Almirante durante los ocho años siguientes, y figuraría como un hombre fiel en su testamento? No nos parece lógico, por lo que podemos afirmar que le era un leal servidor.
En las imágenes siguientes mostramos el Testamento de dos hojas, en el que se puede observar, al final de la cuarta línea, contando desde el final hacia el principio, el nombre Juan Despìnosa.
En el detalle y su traducción, se lee claramente este apellido, en este caso con su nombre Juan.

Detalle. Véase el final de la cuarta línea de abajo hacia arriba: dice: juan des, y en el principio de la tercera pinosa.

Traducción de la imagen anterior. Léase el final de la línea 4 desde abajo hacia arriba
En el original de otro de los testamentos del Almirante, se lee con más claridad el nombre de Juan Despinosa, en la línea 11 desde el inicio, de la imagen que se presenta a continuación, y en la del detalle de la misma y su traducción.
Entendemos que está claro que el Almirante ha mantenido a los largo de ocho largos años la confianza que tenía desde un principio en su cocinero, familiar suyo, y por ello lo menciona en su testamento y, asimismo, quien hace una copia del testamento de las “dos hojas”, también, pues lo hace presente entre quienes son testigos de que se realiza una copia, que es la que se conoce, ante el caso de que el original fuese destruido, modificado o desaparecido por cualquier otro medio, como así fue.

 

En la línea 11 desde el inicio, puede observarse, en el centro, claramente el nombre de Juan Despinosa.


Detalle del documento anterior. Ver la línea nº 7, al centro.

Traducción de las imágenes anteriores: Obsérvese el centro de la línea 6.
Dice: é Juan Despinosa…

 

Espinosa es el lugar en el que fallece de parto Aldonza de Mendoza y nacen dos niños, de nombres Alfón el Doncel, y Rodrigo de Mendoza.
Alfón es asesinado a los cinco años de edad, y Rodrigo de Mendoza (Cristóbal Colón), tiene que ser ocultado para evitar que tenga el mismo final que su hermano.
Es este un dato importante para ser tenido en cuenta en esta tesis, pues, como vemos, pone en coincidencia, una vez más, un hecho incontestable, como es que el Almirante y su cocinero, familiar suyo, se hacen llamar Espinosa, gentilicio que uno lo utiliza en latín, lógico para seguir sin identificarse, y el otro en castellano.

 

Entrevista en esRadio

https://youtu.be/g4dGQW1oqO0

Entrevista en esRadioGuadalajara

El día 21 de enero de 2019, José Luis Solano, periodista de esRadio Guadalajara, me entrevistó sobre el origen de Cristóbal Colón, y el contenido de mi libro «Don Cristóbal Colón, Almirante de Castilla». Ahí quedan unas imágenes de la entrevista.

PRESENTACION/FIRMA EN ALICANTE

Invitado por la Asociación Espejo de Alicante, el día 14 de enero de 2019 se presentó, en el Real Liceo Casino de Alicante, el libro «Don Cristóbal Colón, Almirante de Castilla». Presidió la mesa doña Consuelo Giner Tormo, presidenta de la Asociación, e hizo la presentación del libro doña Consuelo Jiménez de Cisneros, catedrática de Lengua Española,  profesora de la Escuela Europea de Luxemburgo, y autora de poemarios, cuentos, novelas para jóvenes y biografías de personajes famosos, entre ellas una de Cristóbal Colón.

Agradecemos a la Asociación Espejo de Alicante la acogida dispensada y las atenciones recibidas por los asistentes.