COMO SE INICIO ESTE TRABAJO

 

 

 

 

 

 

¿CÓMO MO EMPEZÓ EL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL ORIGEN DE CRISTÓBAL COLÓN?

Esta es una de las preguntas más frecuentes que, en ruegos y preguntas, posterior a mis presentaciones o conferencias, vengo respondiendo a quienes se interesan en ello.

Entre los documentos manuscritos por mi padre, Ricardo Sanz García, he encontrado dos que nos dan una respuesta directa por quien, a los largo de más de veinte años, estuvo trabajando en averiguar el lugar de nacimiento de Cristóbal Colón, y las circunstancias que se dieron para que ocultase su verdadera identidad, y que, con posterioridad a su trabajo, y siguiendo su línea de investigación, con aumentos, como consecuencia de la ampliación de medios y lugares donde localizar documentos originales que concluyesen con los resultados a los que he llegado, se presentan en mi obra “CRISTÓBAL COLÓN, Una historia por completar” .En la actualidad sigo actualizando con nuevos hallazgos, en ocasiones ajenos a mi trabajo, pero que lo complementan y afirman en sus aportaciones, que estamos en lo cierto.

Quiero dar a conocer los dos testimonios escritos, para dar respuesta a lo que me plantean esas personas interesadas en ello, y ahí están los originales, y la repercusión que tuvo en algunos medios de comunicación de la provincia de Guadalajara.

PRIMERA CONFERENCIA IMPARTIDA POR RICARDO SANZ GARCÍA EN EL  SALÓN DE ACTOS DEL NUEVO COLEGIO PROVINCIAL DE SAN JOSÉ,DE GUADALAJARA, EL DIA 15 DE ENERO DE 1980

Transcripción el original, manuscrito por el autor, que se encuentra depositado en la Biblioteca Colombina “RICARDO SANZ GARCÍA”, en Cogolludo (Guadalajara).

 

El manuscrito ocupa 13 páginas a doble cara, en formato 15,5×21,5. Está incompleto al no haberse encontrado las hojas finales.

A continuación, la copia de la primera página numerada, y la transcripción del contenido en todas ellas.

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Señoras y Señores:

Hoy vengo a hablaros de una Región desconocida en su arte, en su historia, en sus paisajes. Y sin embargo la tenemos a pocos kilómetros de Madrid. Me refiero a la Provincia de Guadalajara.

Conocemos Sigüenza por la Ciudad del Doncel, y no es eso Sigüenza, es el Doncel y la Catedral y sus casas y sus balcones y sus calles y hasta el color de sus piedras. Es todo un conjunto de bellezas imposible de expresar en dos palabras.

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Prefiero decir sólo Sigüenza, y Atienza, y Pastrana, y Molina de Aragón, y si hablamos de paisajes Bonaval, Virgen de la Hoz, Alcocer, Cantalojas, Campisábalos, Valverde de los Arroyos, etc, etc. Pero es que hasta su historia es desconocida. De esta faceta vengo hoy a hablar esta tarde.

Estaba yo descansando en Cogolludo- un pueblo de las Alcarrias. Paseaba por su plaza Castellana. A un lado y otro soportales con columnas pétreas, y limitando uno de sus extremos, la Casa Ayuntamiento y el Palacio del Duque

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de Medinaceli.

Fotos de Cogolludo (iglesia de Santa María, Plaza Mayor, Palacio del Duque de Medinaceli, Cuadro de Ribera).

Está Cogolludo situado a 40 km de Guadalajara. Su carretera arranca de las inmediaciones del Puente romano de Guadalajara.

Tenemos referencias de Cogolludo en un documento del Rey Alfonso VI y su esposa Doña Isabel en que donaban al Abad del Monasterio de S. Pedro de Gumiel la villa de Fonciana que situaban entre los términos de Hita y Cogolludo, (año 1100). Después de pasar a la Orden de Calatrava y seguir

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varias vicisitudes, pasa a los Condes de Medinaceli. Don Luis de la Cerda -por compra de- (tachado en el original) que lo adquiere de Don Fdo. Álvarez de Toledo. El Rey Juan II confirmó el trueque.

Una tarde del mes de agosto paseaba por esta bella plaza en compañía de unos familiares y admirábamos la fachada del Palacio Ducal. Se acercó a nosotros el alcalde del pueblo, D. Braulio Arizmendi, y oí cómo le decía a un hermano mío “aquí estuvo Cristóbal Colón”. Ante la cara de asombro de mi hermano, el alcalde seguía diciendo sí sí

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“aquí estuvo Cristóbal Colón”.

Yo durante mi primer insomnio por la noche no cesaba de preguntarme ¿y qué vino a hacer Colón a Cogolludo? Ver al Duque, pero cómo vino a estas tierras bellas pero resecas de Castilla, el que tenía las retinas llenas de olas, mares, islas. ¿Qué protección le podía dar un título nobilísimo pero de tierra adentro? Y en mi delirio –ya- (tachado en el original) pensaba: Si yo hubiese sido Cristóbal Colón hubiese recurrido al Conde de Medina Sido

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nia. Recordaba yo cómo el Rey Fernando mandó llamar al Conde de Medina-Sidonia y al Marqués de Cádiz y les anunció su proyecto de tomar Granada. Quiero les dijo contar con vuestra ayuda.

Los tenéis, le contestaron los dos nobles. Así no me sirve, les replicó el Rey. Sé de vuestras luchas y que las calles de Cádiz se vieron muchas veces teñidas con sangre de nuestras mesnadas.

Antes quiero que hagáis las paces

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no sea que uno de los dos se vea en aprieto en el combate por el mayor empuje del enemigo y es mi deseo que el otro acuda en su ayuda como un hermano.

Aquellos dos nobles se abrazaron ante el Rey en prueba de amistad.

Y yo me preguntaba: Si Cristóbal Colón acude al de Medina-Sidonia. El Rey tiene que atenderle.

Al día siguiente yo desde mi casa miraba el portón del Ayuntamiento, -a pesar- (tachado en el original) a Cogolludo? ví entrar al Alcalde. Corrí hacia

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él. Se encontraba despachando con el Secretario y sin saludarle le dije: ¿A qué vino Colón a Cogolludo? ¿por qué lo sabes? ¿Quién te lo ha dicho? ¿Dónde lo has leído?

Ambos me contestaron. Nosotros tenemos entendido que el Duque ayudó a Colón en su aventura. Es más, en una Historia que hay en la Biblioteca del Escorial creo que lo dice.

Salí del Ayuntamiento. Sentí la rabia de no estar en el Escorial, De no tener una biblioteca a mano

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y pensé: Descubrimiento de América 1492. Construcción y terminación del Palacio de Cogolludo 1505.1507.

Si el Duque ha tenido que ver algo en la Aventura Americana lo tiene que haber dejado escrito en las paredes de su palacio, y me situé frente a la fachada renacentista del Palacio y la miré de arriba abajo. Coronándola hay 15 columnas que son rematadas en su parte superior por figuras de ajedrez. Allí se ve el Rey, la Reina, un Alfil, un caballo deteriorado por los años… Entre columnas y columna un entrepaño de

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piedra calado. Debajo del alero de piedra, escudos y más escudos de los Duques de Medinaceli. Cuatro cuarteles y en diagonal el castillo y el león rampante, y en los otros dos cuarteles tres flores de Lis, símbolos del francés que casó con Isabel de la Cerda. Más abajo las seis ventanas renacentistas con vestigios góticos y con su columna central. En la parte central de la fachada otra vez y -esta vez- (tachado en el original) y en gran tamaño, en un rosetón el citado escudo de los Medinaceli. El resto de la fachada es de piedra almohadillada que le da gran be-

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lleza. Subí al salón de cazadores y sobre una gran chimenea otra vez el gran escudo de la Casa en yeso con influencia mudéjar.

Caminaba hacia mi casa y me encontré con el Dr. Veterinario D. Alejandro Alonso Muñoz, hombre autoridad en arqueología y le dije: encuéntrame en el Palacio algo que representa a América. No tardó en decirme en la parte central de la fachada debajo del gran rosetón y encima de la puerta de

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entrada –alred- (tachado en el original) se halla perfectamente representada la panocha de maíz “el Pan de América”. Lo demás ya fue cosa fácil, el arco que hay encima de la puerta está todo él adornado con la flor del maíz las columnas y las piedras que enmarcan la entrada están llenas de frutos americanos y hasta los angelotes que uno a cada lado sostienen el gran escudo de la Casa Ducal, cubren su desnudez con las alas que son dos piñas (ananás) americanas colocadas en posición invertida.

Toda la fachada es un can-

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to a América.

Desde este momento yo sabía que el Duque de Medinaceli D. Luis de la Cerda había tomado parte importante en el Descubrimiento de América.

Comencé a comprar libros y quedé sorprendido por los títulos. Gaya lo titulaba “El mito de Colón”, Juan Manzano “El misterio de Colón” Carlos Sanz “El Gran Secreto de la Carta de Colón” M. López Flores “”Colón no descubrió América”. Salvador de Madariaga “Vida del Muy Magnífico Señor D. Cristóbal Colón”.

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Comencé a leer con avidez. Me causó gran alegría cuando vi que Colón a quien primero se dirigió fue al Conde de Medina-Sidonia, pero de aquella entrevista nada positivo salió. El Conde debió de pensar que era un cuento de hadas.

Nuevamente se dirigió al Convento de la Rábida donde dos frailes, el P. Marchena y el P. Juan Pérez le animaban con un tesón y una seguridad absoluta en su proyecto.

Fue entonces cuando se dirigió

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al Duque de Medinaceli D. Luis de la Cerda, que vivía en un Palacio que tenía en Córdoba. Era poseedor de grandes propiedades en el Puerto de Sta. Mª. Todo esto yo lo esperaba.

El Duque lo recibió con los brazos abiertos, lo hizo partícipe de su casa y de su mesa. Allí permaneció Colón cerca de dos años, y al final… Cuenta la Historia que el Duque le dio 4000 ducados para que comprase tres carabelas, reclutase personal para ellas y

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adquiriese abastecimientos para todo y para más de un año.

Colón volvió a la Rábida con los frailes y al lado de su hijo. ¿Qué hizo con aquel dinero? No lo sé, pero sí sé que no compró carabelas. No reclutó marineros ni adquirió abastecimientos, pero pasado un tiempo nuevamente se dirige al Duque pidiéndole carta de presentación para los Reyes.

El Duque le da una carta para otro Alcarreño, el Cardenal Mendoza. Consejero de la Reina

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y con poder tal que se le conocía también por el Tercer Rey… Isabel, Fernando y el Cardenal Mendoza.

Lo recibió el Cardenal con gran atención y le facilitó ropa y comida, así iba de necesitado Colón.

Fue presentado a los Reyes. Les contó su proyecto: encontrar un camino más corto para las Indias. Excelente psicólogo, al Rey le hablaba de Nuevas Tierras nuevos vasallos, Oro, -piedras preciosas- (tachado en el original) perlas y especias. A la Reina le hablaba de infieles que no conocían a Cristo a los que se podría convertir y bautizar

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Los Reyes le oían con gran atención e interés a aquel visionario y después de escucharle le dijeron: y tú qué pides a cambio, y Colón dijo: Que me llamen Don Cristóbal Colón, que me hagan Almirante de Castilla y de la Mar Oceana. Virrey de la India, Gobernador de la India y que me den el 8 o el 10% de lo que allí trajeren.

Los Reyes se llevaron las manos a la cabeza pero uno de los nobles que le escuchaban les dijo: Majestades, fíjense que éste hombre pide todo eso si descubre esas tierras y entrega todo lo que promete

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y en este caso no me parece que pide mucho.

Los Reyes nombraron una comisión para que estudiase el proyecto; la formaban teólogos, Profesores de la Universidad de Salamanca y un estrellero.

A Cristóbal Colón le hacían ir de vez en cuando a Salamanca para hacerle preguntas y que aclarase –sus dudas- (tachado en el original) detalles.

Al cabo de ¡siete largos años! La comisión dictaminó: El proyecto no es viable.

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Colón pidió audiencia a la Reyna [sic]. Cómo la habló, qué seguridades la dió, qué triunfos puso sobre la mesa… que la Reyna dudó del informe de la comisión, pero no hubo nada afirmativo.

Colón salió de Granada camino otra vez de La Rábida, pero a la Reina la asaltaban muchas dudas respecto a la determinación de ella y parece que pensó en voz alta diciendo; “Si no fuere porque las Arcas Reales están vacías yo apoyaba el proyecto de este hombre”. Lo oyó Luis Santangel judío conver

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so y escribano de Ración de los Reyes, hombre acaudalado –y los de- (tachado en el original) además amigo de Colón y le dijo a la Reyna: Si es por dinero no lo dejéis. Contar con el mío.

Un emisario fue enviado para dar alcance a Colón que se alejaba de Granada, fue alcanzado en el puente del Pino y regresó a Granada.

Entrevista con la Reina y todo fue fácil. Colón envía un emisario para que ordene a su hermano Bartolomé no se entreviste con el Rey de Francia.

Nuevamente en La Rábida los dos frailes le ayudan, se ponen en contacto con los hermanos Pinzón, reclutan gente. Los hermanos Pin-

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zon disponen de dos carabelas la Pinta y la Niña. Allí en el Puerto de Palos hay otra, la Galante, la compran y Colón la rebautiza con el nombre de la Santa María.

No describiré las dificultades para convencer a los hermanos Pinzón y para encontrar marineros que quisieran enrolarse en tan arriesgada aventura.

El día 3 de Agosto las tres carabelas se hacen a la mar. Cómo fue la despedida. Triste. El Puerto de Palos se halla abarrotado de gente, son judíos que esperan abandonar su patria cumpliendo las órdenes de expulsión

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dictada contra ellos. Miran al mar con lágrimas pensando en la incertidumbre de su porvenir y se agarran muchos de ellos con fuerza a lo único que llevan con ellos: la llave del portal de su casa, en Córdoba, Granada, Guadalajara, Hita, Cogolludo o Calatayud, es lo único que les une en lo material con su pasado. ¿Mujeres de los marineros embarcados en las carabelas? Muy pocas o ninguna. La aventura es muy arriesgada y pocas esposas han dado de buena gana su conformidad para el viaje. Pocos pañuelos despidieron a los valientes que

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iban a protagonizar el mayor hecho del mundo después de la Creación y del Nacimiento de Cristo.

El 12 de agosto la Santa María y la Niña anclan en La Gomera.

El día 6 de septiembre las tres carabelas parten de La Gomera. La gran aventura comienza.

La moral de la gente es buena a juzgar por encontrar el día 11 de septiembre un gran trozo de mástil de nao de unos 120 toneles y nadie pensó en un naufragio sino que estaban cerca de tierra.

El 17 de septiembre vieron gran cantidad de hierba muy verde y esto

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les hace pensar que están cerca de tierra. Aparecen las primeras aves.

El viento siempre les da de popa y esto hace dudar a sus hombres pensando que con él nunca podrán volver a Castilla.

El día 6 de octubre hay un motín en la Santa María. Están decididos a arrojar a Colón al mar. Acude Martín Alonso Pinzón. Capitán muy enérgico y les dice que le arrojen si quieren pero que él colgará del palo mayor a nueve marineros.

Otra vez el día 9 vuelve el motín

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nueva intervención de Alonso Pinzón. No seré yo el que vuelva a Castilla con la cabeza agachada de los vencidos.

El día 12 de octubre y como la Pinta era más velera, un marinero que se encontraba en el Castillete de proa, y que se llamaba Rodrigo de Triana, fue el primero que vido tierra, eran las 2 de la mañana. Tierra, Tierra, Tierra gritó. Las lágrimas, los gritos los abrazos se sucedieron en todas las carabelas. Ya de día se aproximaron a la costa. Saltó a — tierra el escribano de toda la Armadas y detrás el Almirante con la Bandera Real, y detrás…