ENCUENTRO DE EXPERTOS SOBRE LAS TEORIAS DEL ORIGEN DE CRISTOBAL COLON. GRANADA 19 Y 20 DE MAYO 2021
En la Universidad de Granada (España), se presentan las ponencias que diferentes investigaciones y expertos justifican sobre los orígenes de Cristóbal Colón, y la explicación del proceso de trabajo que se está realizando, por el equipo de la Universidad de Granada, sobre los análisis genéticos de los restos exhumados en distintos lugares en los que se suponen puede esta enterrado el Descubridor de América.
Alfonso Carlos Sanz Núñez presenta el resultado de sus investigaciones, recogido en su obra: «DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA». Entrelineas Editores. ISBN:978-84-9802-585-9
La presentación se hará acompañada de diapositivas de los textos y documentos en los que se apoya el autor, y que damos a conocer en esta nota informativa.
A través de los documentos y escritos oficiales existentes en Archivos Históricos, y del Almirante, en este ensayo se da respuesta a la pregunta que se ha mantenido sin contestación a lo largo de más de quinientos años, que no es otra que su lugar de nacimiento, y se llega a una conclusión: El Almirante nació en una pequeña población de la que, posiblemente, nunca has oído hablar.
Herencias, testamentos, lucha por el poder, asesinatos, y documentos oficiales no relacionados hasta ahora con el personaje, y que aporta el autor, demuestran lo que se ha dicho y lo que no de Cristóbal Colón.
Su vida oculta supera la ficción y el desenlace te sorprenderá.
NOTA PARA LA PRENSA.
“DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA”.
Entrelíneas Editores. 2015. ISBN: 978-84-9802-585-9
A la vista de los hechos expuestos en esta obra, nos atrevemos a afirmar:
Que Cristóbal Colón es castellano, y nació en Espinosa de Henares (Guadalajara) el 18 de junio de 1435
El año de nacimiento, en 1435, se deduce del testimonio de Andrés Bernáldez, al afirmar que falleció en Valladolid a la edad de setenta años, en 1506, y no es discutido por biógrafos de prestigio e historiadores como el conde de Roselly, Alejandro de Humboldt, Whasington Irving, Julio Verne, y Salvador de Madariaga
Fue su madre doña Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona, que falleció de parto doble en Espinosa de Henares (Guadalajara) y su padre D. Diego Manrique, conde de Treviño, e hijo del Adelantado Mayor de León D. Pedro Manrique.
En su testamento, hecho dos días antes de su muerte, figura Cristóbal Genovés, a quien deja 13.000 maravedíes.
Su hermano gemelo, Alfón el Doncel, fue asesinado cuando tenía cinco años.
Cristóbal Colón fue educado e instruido por los monjes jerónimos en los monasterios que la Orden tenía en Lupiana (Guadalajara), Guadalupe (Cáceres), Siena o Génova, permaneciendo oculta su identidad para evitar que tuviese el mismo final que su hermano.
En estos monasterios adquirió los conocimientos científicos y humanísticos que demostró tener a lo largo de toda su vida, y aprendió latín, que lo escribía con soltura.
Se hacía llamar Cristobal Columbo de Terra rubea (de Tierra Espinosa)
Su cocinero, familiar suyo, se apellidaba Espinosa, el mismo gentilicio que utiliza Colón en latín “de terra rubea” (de tierra espinosa), lugar de nacimiento del Almirante.
Conocemos el nombre completo de este familiar, al figurar como testigo en el testamento del Almirante. Se llamaba Juan D’Espinosa, lo que no deja lugar a dudas sobre el gentilicio Espinosa.
Las Casas nos dice que Colón puso a las nuevas tierras descubiertas el nombre de Santas Gracias, topónimo de un poblado romano enclavado en las proximidades del actual núcleo urbano de Espinosa de Henares.
Los Reyes Católicos nunca le nombraron, en los numerosos escritos existentes, como Cristóbal “Genovés”.
Nunca escribió en italiano. Siempre lo hizo en latín o castellano.
Tenía una dislalia que le hacía pasar por extranjero en España; por ello manifestaba las mismas anomalías que sus antecesores.
La herencia de su madre le fue usurpada por su tío el marqués de Santillana.
Sus hermanos no lo eran por línea directa.
Heredó de su abuelo, don Diego Hurtado de Mendoza, el título de Almirante, con las mismas prerrogativas que el Almirante de Castilla.
No mintió cuando afirmó que no era el primer Almirante de su familia.
El duque de Medinaceli le acogió en su casa durante dos años, antes de haber descubierto nada.
Le presentó al Cardenal Mendoza, que asimismo lo alojó en su residencia hasta presentarlo a los Reyes.
La presentación a los Reyes Católicos se hizo a través del duque de Medinaceli y del Cardenal Mendoza, primos suyos.
La relación de Colón con el rey francés, Carlos VIII, la encontramos en otro Mendoza; se trata de don Lorenzo Suárez de Figueroa, hermano del Cardenal Mendoza, que estaba casado con Isabel de Villandrando, prima del monarca galo. Otro Mendoza, de nuevo, intercediendo para la causa y beneficio del Almirante.
Al regresar de su primer viaje, desde Lisboa da la noticia de la nueva ruta a las Indias por Occidente, a tres personas: Gabriel Sánchez, Luis de Santángel, y al duque de Medinaceli, protector suyo, que en ese momento se encontraba en Cogolludo (Guadalajara), y éste informó por escrito al Cardenal Mendoza, documento que se encuentra en el Archivo de Simancas y está fechado en Cogolludo, a 19 de marzo de 1493.
Los Reyes le recibieron en Barcelona con los honores propios de un noble.
La concesión del título de Almirante “dende agora” concedido por los Reyes Católicos en Santa Fe, antes de haber descubierto nada, se lo dan porque le correspondía por linaje, al ser nieto de don Diego Hurtado de Mendoza, Almirante de Castilla, e hijo de doña Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona
En la punta del escudo, en el lugar de la concesión a “las armas que vos tuviereis” el Almirante coloca la divisa de la Banda Real de Castilla, a la que pertenecían los Mendoza y Medinaceli, y que figura en el escudo de don Diego Hurtado de Mendoza, Almirante de Castilla, su abuelo, y en el sepulcro de su madre, doña Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona, que se encuentra en el Museo de Guadalajara.
El escudo familiar encontrado en Santo Domingo, en unas excavaciones recientes, coincide con el de su madre, y su abuelo, y una representación del mismo se encuentra en la iglesia de Santiago Apóstol, de Guadalajara, en la capilla dedicada a don Diego García, “secretario del rey don Juan y del Consejo del rey don Fernando y doña Isabel”, como consta escrito en las paredes de la misma.
También existen otros testimonios relacionados con el Almirante en diferentes edificios civiles o religiosos de la provincia de Guadalajara, mandados edificar o propiedad de la familia Mendoza.
En Cogolludo, hay esculpidas en la fachada del palacio de Medinaceli mazorcas de maíz y dos quetzales en el escudo familiar; en Mondéjar mazorcas de maíz en el convento de San Antonio, en la escalera de acceso al coro de la iglesia de Santa María Magdalena, y en la fachada norte, una estela con viñetas, por interpretar, con numerosas figuras posiblemente relativas a la historia del Almirante y vinculadas con productos americanos; en la fachada de la iglesia Nueva de Uceda, sobre la puerta, existe un grupo escultórico en el que figura un personaje de avanzada edad, encadenado, y un personaje de ropaje igual que el de los conquistadores españoles de la época, luchando con un dragón; al igual que hay un retablo de madera en una de las paredes del claustro del monasterio jerónimo de San Bartolomé de Lupiana, con una escena parecida: un encadenado al que le está liberando un ángel de los grilletes, y numerosas figuras en los capiteles de la esquina oeste del claustro, alusivas a dos niños y a la muerte. Todos estos lugares ligados a la vida del Descubridor.
La actitud y comportamiento del Almirante a lo largo de su vida es la misma que seguían los monjes jerónimos, y así se recoge en su doctrina.
El cántico de la Salve al finalizar el día es una costumbre de los jerónimos. Cristóbal Colón lo practicaba, junto a los marineros que lo acompañaron en el primer viaje.
El Diario de Colón en el primer Viaje, llamando a las primeras tierras Yndias, igual que las llamaba San Jerónimo, y la descripción que hace de ellas el Almirante en numerosas ocasiones, coinciden con las reseñadas por San Jerónimo en la carta de éste a Rústico, en el siglo IV, lo que nos indica que la conocía por haberse educado en la Orden Jerónima. Su religiosidad la puso de manifiesto a lo largo de toda su vida.
Su firma, realizada a modo de jeroglífico, nos da la pista de su nombre y el de su madre.
Existe la posibilidad de que esté enterrado con su madre, doña Aldonza de Mendoza, en Cogolludo (Guadalajara).
En un libro de bautismos del año 1500, figura una anotación del vicario general del monasterio jerónimo de Guadalupe, que llega a Cogolludo, por orden de FG (fray Gorricio) para verificar el cumplimiento de un hecho diferente al de un nacimiento o bautismo, y que podría ser la comprobación de que se ha enterrado al Almirante en la iglesia de Santa María de los Remedios junto a su madre, doña Aldonza de Mendoza.
Cristóbal Colón está vinculado al monasterio de Guadalupe, que está bajo los monjes de la Orden Jerónima. Allí acudió en peregrinación a dar gracias tras su regreso del primer viaje.
La posibilidad de realizar una prueba de ADN a los restos de una sepultura que podría corresponder con el hecho anterior, como algunos lectores habrán pensado que resta por hacer para llegar a una conclusión definitiva, existe, pero ello plantea muchas dificultades por lo siguiente:
Las muestras a comparar de ese enterramiento han de corresponder, para un resultado positivo, al Almirante y a su madre. En esa sepultura hay un cuerpo de mujer.
Cristóbal Colón no sabemos dónde está enterrado con exactitud, ya que en los lugares en los que pudo estar había otros cuerpos, sin que se pueda asegurar en la actualidad que restos que se encuentren en las urnas localizadas sean los suyos.
Tampoco se conoce exactamente dónde se encuentra el cuerpo de doña Aldonza de Mendoza, su madre según nuestra tesis.
Para hacer el examen con seguridad plena, hay que aplicar la técnica de estudio de ADN mitocondrial y ADN autosómico, siendo el procedimiento el siguiente:
1.- Exhumación de los restos de la sepultura de Cogolludo.
2.- Su estudio y análisis antropológico.
3.- Su valoración previa al análisis genético (por ver si son muestras viables para ADN)
4.- Análisis genético de ADN mitocondrial y ADN autosómico para demostrar la relación madre – hijo.
El realizar estas pruebas nos lleva a dos soluciones. En el primer caso, de coincidir los análisis de uno de los cuerpos allí enterrados con el de la mujer, los identificaría como madre e hijo. Si ambos también coinciden con los restos de Hernando Colón, que no se han movido de la catedral de Sevilla, sería la prueba definitiva del lugar en el que se encuentra enterrado el Almirante.
En el segundo caso, si estas circunstancias no se dan, habremos descartado uno de los lugares de su posible enterramiento, pero ello no será motivo para descartar ninguno de los documentos y hechos estudiados en este trabajo para su identificación.
Como vemos, el Almirante consiguió el objetivo propuesto de no descubrir su verdadero lugar de nacimiento ni la identidad de sus padres, pero, a pesar de ello, y debido a que en sus escritos le pudo el subconsciente, y a los documentos escritos de quienes le rodearon, creemos haber desvelado el secreto tan bien guardado durante tantos años.
ENTERRAMIENTO DE COGOLLUDO (GUADALAJARA)
PROYECTO DE IDENTIFICACIÓN DE CRISTÓBAL COLÓN
GRANADA 19-20 DE MAYO DE 2021
DON CRISTÓBAL COLÓN, ALMIRANTE DE CASTILLA. Enterramiento.
Por Alfonso C. Sanz Núñez
A modo de introducción, para quienes desconozcan la tesis de que Cristóbal Colón era castellano y noble, nacido en Espinosa de Henares (Guadalajara), e hijo de doña Aldonza de Mendoza, hago el relato cronológico de los motivos que me llevan a escribir este artículo para la presentación en Granada del Proyecto de identificación de Colón.
Mi padre, Ricardo Sanz García (Aranda de Duero 1910-Guadalajara, 2003) trabajó durante más de veinte años en la búsqueda del origen de Cristóbal Colón, del que conocemos la fecha de su fallecimiento en Valladolid en el año 1506, pero del que existen dudas y numerosas teorías para adjudicarse su cuna algunos lugares de España o Portugal.
Como consecuencia de sus estudios, editó y publicó tres libros en 1980, 1986 y 1995.
Habiendo sido su acompañante a numerosos lugares, entrevistas y archivos, la tesis de mi padre no me era ajena, y seguía, después del año de su fallecimiento, las noticias que en los medios de comunicación se daban sobre otras teorías o hipótesis del lugar de nacimiento del Descubridor, acudiendo, cuando me era posible, a alguna de estas conferencias. Observé entonces que, en ruegos y preguntas, alguno de los asistentes, desconocido para mí, esgrimía argumentos de mi padre para replicar al conferenciante, entablándose un diálogo entre unos y otros a favor del Cristóbal Colón castellano.
Con tiempo libre, al haber llegado a la edad de jubilación y disponiendo de más de cuatrocientas obras sobre el Almirante, continué buscando hechos o escritos de autores bien reconocidos por la comunidad académica, de que los documentos publicados por ellos eran ciertos, y contacté con especialistas en los temas que me eran ajenos.
A partir de ahí, y mediante la lectura, y correlación del contenido de esos libros, y una investigación a fondo sobre determinados documentos que podrían aportar luz en la oscuridad de la vida del personaje, fui llegando a conclusiones que decidí recoger en un libro nuevo, al que le puse por título “Don Cristóbal Colón, Almirante de Castilla”. El título de “Don” porque así se lo reconocieron los Reyes Católicos en las Capitulaciones de Santa Fe, y el de Almirante de Castilla porque, aunque el título que ostentaba era “Almirante de la Mar Oceana”, las prerrogativas que contenía la concesión eran las que él había exigido en las Capitulaciones, que no eran otras que las mismas del Almirante de Castilla, don Alfonso Henríquez.
Las críticas que la tesis de mi padre recibió fueron de diversos estamentos, y la prensa, radio y Televisión, dieron buena cuenta de ello, llamándole para debatir con otros autores de teorías distintas ante las cámaras, o respondiendo a preguntas que le hacían periodistas en radio o prensa escrita.
Aquí dejo algunas de ellas.
Mariano Fernández Urresti, licenciado en Historia, ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria. Es autor de casi una veintena de libros sobre enigmas históricos, entre los que destacan Los Templarios y la palabra perdida, La vida secreta de Jesús de Nazaret ; Felipe II y el secreto de El Escorial, y “Cristóbal Colón, el Almirante sin rostro”, (Ed. Edaf). Es, además, coautor de libros como Gótica (Ed. Aguilar) o Las claves del Código da Vinci. Además, ha ganado el III Premio Finis Terrae de Ensayo Histórico con su obra La España expulsada. Y ha sido uno de los más leídos, con su obra “Cristóbal Colón, el Almirante sin rostro” (así figuró en la lista publicada por la Casa del Libro en el año 2006)
En el capítulo 6 de la misma; pág 182. Otra familia, dice:
“Para Ricardo Sanz, la firma de Colón es en realidad un minidocumento de identidad. Tiene el acierto este autor, a nuestro juicio, de tener en cuenta lo que pocos han hecho: la importancia de los puntos entre las letras. Según su hipótesis, los puntos hacen que se deban leer las letras de la firma de arriba abajo, salvo en el último renglón, donde, al no haber puntos, cree que esa lectura se ha de hacer en sentido horizontal”… ¿Está en lo cierto Ricardo Sanz?
Y más adelante, Ob. Cit; pág 188 (refiriéndose a la familia del Almirante):
“¿Y si era alcarreña? ¿Cómo explica esa tesis el problema de los dos hermanos?
Ciertamente, el doctor Ricardo Sanz es coherente con sus ideas y nos ofrece una explicación que da que pensar. En su opinión, como ya vimos, a Colón lo cría una nodriza tras haber sido adoptado por Cristóbal Genovés en su casa. A su juicio, Bartolomé y Diego no son hermanos de Colón más que de leche. Es decir, ellos sí son hijos naturales de la nodriza y de Cristóbal Genovés. Y hasta parece lógico, a la luz de esta versión, que Bartolomé tenga tal nombre estando el monasterio de Lupiana bajo la advocación de este santo.”
Arturo Álvarez, crítico de Historia del periódico ABC dijo de la obra de Ricardo Sanz:
“En Historia no hay dogmas, y el hallazgo de nuevas pruebas documentales ha cambiado muchas veces lo que se tenía por incontrovertible; y ni el origen ni el destino del descubridor de las Indias Occidentales son tan ciertos que no admitan nueva clarificación. Y sin prejuzgar nosotros la común creencia del Colón genovés y la admitida tesis de Sevilla como mausoleo del ilustre marino, ya quisieran las teorías del Colón gallego, o extremeño o mallorquín o corso o catalán tener a su favor la cuarta parte de las pruebas que el Dr. Sanz aporta en demostración de que nació en tierras de la Alcarria; tierras hoy de segunda o tercera división, pero importantísimo predio de los Mendoza en el siglo XV y Corte habitual de los Trastámara”
Las numerosas personas, unos amigos “de toda la vida”, y otros nuevos, incorporados al conocerme tras mis inicios en dar a conocer la obra de mi padre en alguna conferencia a la que asistieron y les convencieron los argumentos expuestos, me proporcionan noticias y novedades editoriales que podrían interesarme, y así he ido incrementando el número de volúmenes de la biblioteca colombina que mi padre me dejó, y que guardo en Cogolludo.
Una de estas noticias fue, en su momento, la existencia de una novela cuyo argumento es la tesis del Cristóbal Colón alcarreño. Su título es: La ruta perdida, y su autor Luis Miguel Guerra.
Está publicada en formato libro electrónico y en papel, y adquirí la primera.
Localicé al autor, profesor de Historia de un instituto de Cataluña, y hablé con él, confirmándome que adquirió el libro “Cristóbal Colón Alcarreño, o América la bien llamada” en una librería de Sigüenza y le pareció tan interesante que decidió novelarlo, aunque incluyendo una trama que relaciona a la Orden del Temple con esta historia. Intercambié con él algún e-mail.
En uno de estos intercambios dice lo siguiente de la tesis:
“Como historiador, pienso que el origen castellano de Cristóbal Colón es el más plausible y da respuesta a muchos de los interrogantes que se plantean sobre su vida y que no tienen respuesta, incluido un posible pre-descubrimiento.
Guillermo de Ockam decía que siempre hay que quedarse con la explicación más sencilla. Y no es que ésta lo sea, pero sí la que más fundamento tiene frente a la tradición genovesa o a la catalana, forzada hasta la extenuación por historiografía nacionalista más allá de lo científico”
Para quienes no lo sepan, Guillermo de Ockham, ilustre filósofo de la Edad Media, es un prócer en establecer la crítica como algo fundamental para el conocimiento humano, ya que este deja a un lado la creación de teorías que puedan dar respuesta a los grandes interrogantes de la humanidad.
En la tesis defendida por Ricardo Sanz García, y ahora por mí, existe la posibilidad de que Cristóbal Colón esté enterrado en una capilla del lado del evangelio de la iglesia de Santa María de los Remedios, en Cogolludo (Guadalajara)
En la lápida de un enterramiento, existe una descripción de las personas allí depositadas. Se divide la inscripción en dos partes: En la superior, hay esculpido un escudo; y en la inferior una leyenda. Vamos a hacer un estudio de cada una de las partes.
En primer lugar, comenzamos con la leyenda. Dice así:
ESTA PIEDRA/MANDO PONER/EL MUY MAGNÍ/FICO SEÑOR BA/ZANEE MENDO/ZA PATRON DE ESTA CA/PILLA EE SEÑOR SAN MI/GUEL DONDE ESTA ENTE/RRADOS SUS PADRES/AGÜELOS Y BISA/GÜELOS.
Ricardo Sanz analizó este texto; le llamó la atención la palabra Bazan, y hacía las siguientes consideraciones:
“… veamos la interpretación de la palabra BAZAN, que me ha proporcionado muchos dolores de cabeza, como decía en mi edición anterior[1]
¿Álvaro de Bazán?, había nacido en el año 1526… no casaba con esta historia, pese a tener escudos similares la familia de sus suegros (lobos pasantes y barra)
Al fin pensé ¿qué significa la palabra BAZAN? Palabra vasca. ¿Cómo se traducirá al castellano?
Puesto al habla con la Consejería de Cultura de Vitoria y su Academia de la Lengua, con exquisita amabilidad y diligencia, una vez que les dicté toda la lectura, y previo estudio por su parte de la academia de Euskadi de Vitoria, me informaron de esta manera:
Primero. La palabra Bazan, como ahí está escrita, no tiene razón de ser, porque Bazán nunca ha sido nombre.
Segundo: Su significado, y lo hemos cotejado en muchos legajos es: érase… existía…, ya era.
Cualquier significado de estos cuadraba con mi investigación.
“Érase un Mendoza. Existía un Mendoza. Ya era un Mendoza”. Valían en cierta medida estos significados.”
Como la interpretación del texto completo se expone en dicha obra, y nos ocuparía mucho espacio, remitimos a la misma a quien esté interesado en consultarlo.
Deseando ampliar el significado de la palabra Bazán, he acudido a otras fuentes que me puedan ilustrar sobre este topónimo, y las he encontrado.
En primer lugar, he acudido a la descripción del topónimo del municipio español de Bazán. Dice así:
“El nombre del valle es de origen y significado enigmáticos. Existe una etimología popular muy extendida que hace derivar el nombre de »bat han», que significa en [[euskera]] ‘allí todos uno’, justificándose esta denominación por la solidaridad e igualdad existente desde antiguo entre los baztaneses.
Sin embargo, el topónimo parece proceder del vasco »baste», ‘aulaga espinosa’, seguido del sufijo que indica lugar »-anu», »-ana». En el [[País Vasco francés]] existen otros topónimos similares con el mismo origen, como [[Bastanès]].<ref>{{Harvsp|Galmés de Fuentes|2000|pp=130-131}}</ref>
El gentilicio de los habitantes del valle es baztanés y baztanesa”
Aclaro yo: La aulaga (Genista scorpius) es un arbusto espinoso de porte medio que pertenece a la familia Fabaceae. Conocido como aliaga, arbulaga, árgoma, aulaga, espino, ginesta, olaguín, piorno o retamón es una planta endémica de la región occidental del Mediterráneo.
Vemos, pues, que el significado de Bazan no es nombre, y se corresponde con algo que viene repitiéndose en la vida del Almirante, y que no es otra cosa que la palabra espino o espinosa.
Recordemos: Se hacía llamar Cristóbal Columbo de terra rubea (de tierra espinosa)
Su cocinero, familiar suyo según indica el conde Roselly, se llamaba Espinosa.
En su testamento, tiene como testigo a varios criados que están a su servicio, entre ellos a Juan D’espinosa.
El nombre que le quería poner el Almirante a las tierras descubiertas era Colombia o Santas Gracias, el mismo topónimo de un poblado romano que existió en el entorno de Espinosa de Henares… y aquí, de nuevo, una palabra que significa espino… ¿no son muchas casualidades?
Los nombres de personas conocidas que llevan la palabra Bazan en su apellido, nunca la ponen delante, sino detrás. Por ejemplo,
Álvaro de Bazán (1526-1588)
Álvaro Bazán y Benavides (1571-1644)
Álvaro de Bazán y Manríque de Lara (¿-1667)
María Eugenia de Bazán y Doria (¿-1680)
José Bernardino de Bazán y Pimetel (¿-1692).
Todos ellos, como vemos, lo usan como gentilicio y no como nombre propio.
Hecha esta aclaración, hemos de estudiar la parte superior de la lápida, que contiene un escudo.
Vamos a ocuparnos de la parte heráldica que completa la mitad de la superficie de la losa funeraria. Dice Ricardo Sanz García[2]:
“El escudo está cuartelado y partido en longitud en dos y luego el cuartel de la derecha e inferior nuevamente partido en longitud en dos y tronchado en latitud en otros dos (respetando el cuartel superior).
En el cuartel de la izquierda de la lápida de una de las capillas laterales de la iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo, y en jefe aparece un ave, sin que en las dos primeras obras de Ricardo Sanz encontrase una explicación.
Haber visto un águila en la Capilla Real de Granada pintada en sus paredes y sin halo de santidad permitía recordar un tanto, aunque muy remoto, el águila de la tumba de Cogolludo y establecer la procedencia de la Reina Isabel y Colón de un mismo tronco: Enrique II de Trastámara.
Fue la lectura del libro Autógrafos de Colón, de la duquesa de Berwik y de Alba (Condesa de Siruela), editado el año 1892 con motivo del 400 aniversario del Descubrimiento, la que le llevó como de la mano a un conocimiento más cierto de esta figura heráldica. Dice la duquesa en una advertencia previa, y como introducción al texto del libro que el papel de los escritos de Colón llevaba la filigrana de una paloma.
Fig. 1. Palomo esculpido en el primer cuartel del escudo.
Haciendo pruebas y connotaciones con águilas y otras aves, se puede afirmar que lo esculpido en la lápida de Cogolludo es un pichón por la cortedad de las alas que le impiden aún volar y por el escaso desarrollo del cuello y la cabeza. Si Colón en sus escritos hacía una señal de su identidad con la filigrana de la paloma o el palomo (Colombo), ¿cómo en su tumba no iba a utilizar esta figura para identificarlo, máxime cuando tenía que hacerlo en secreto?
En esta ocasión, como en otras, el estudio de un tema distinto ajeno a documentos antes expuestos lleva al conocimiento de una realidad no premeditada.
Nos preguntamos si la figura de una paloma tiene tanta importancia como para detenernos en su estudio, y la respuesta es afirmativa. Cuántas veces Fernando Colón en su libro Vida del Almirante ha citado la palabra Colombo con que fue conocido su padre después de haber usado aquel apellido Genovés con el que sus “parientes” (padres putativos) le llamaron hasta tener ellos hijos propios y legítimos.
La explicación de un palomo (Colombo) en la lápida funeraria de Cogolludo ya tenía una confirmación con lo que sospechábamos pudiese ser una realidad: la tumba de Cristóbal Colón”.
Este primer cuartel está brisado con una barra y no por una banda, como el del arcón funerario de su madre, lo que confirma la naturaleza bastarda del personaje que está allí enterrado, según algunos autores.
En otro lugar, relacionado con la vida del Almirante, como es el Monasterio de San Bartolomé de Lupiana de tanta importancia en este trabajo, en el capitel de una de las columnas del claustro, figura también esculpido un palomo con las mismas características que el de esta lápida. Véase la figura y compárese con la anterior:
Fig 2. Escultura de un palomo en el capitel de una columna del claustro de S. Bartolomé de Lupiana.
La posición del ave es la misma que la de la lápida de Cogolludo, con la cabeza girada a su derecha, las patas con las garras extendidas, y el ala izquierda extendida y recortada.
En el mismo claustro, en una de las caras de otro capitel, están esculpidos dos figuras de niños y, entre ambos, de nuevo está representado un palomo de iguales características: cuerpo poco desarrollado, alas recortadas y garras extendidas. ¿Serán los hermanos Alfón el Doncel y Rodrigo Mendoza?
Fig. 3. Decoración de uno de los capiteles del claustro de San Bartolomé de Lupiana.
El claustro de San Bartolomé de Lupiana es obra de Alonso de Covarrubias del siglo XVI. ¿Quién mandó esculpir esta pequeña historia de una de sus esquinas? Sin duda las esculturas de estos pocos capiteles, todos ellos agrupados, podría haberse distribuido por toda la obra, pero no es así, pues en el resto de capiteles no se representan personas ni animales. ¿Será este un mensaje para corroborar nuestra tesis?
Bajo la figura del palomo de Cogolludo y en la parte de la izquierda del cuartel partido, están representadas unas casillas en forma de cuadrícula que recuerdan un damero. Los quince puntos de apoyo de ajedrez corresponden también a los Mendoza, ¿por qué tanta reiteración? [3]
Fig. 4. Lápida de la iglesia se Santa María de los Remedios. Cogolludo. Detalle de las casillas en forma de damero.
Recordemos que doña Aldonza de Mendoza es duquesa de Arjona por su casamiento con don Fadrique de Castro. Veamos lo que nos dice el Marqués de Avilés sobre este título en su obra Ciencia Heroyca reducida a las Leyes Heráldicas del Blasón; pág 285:
Arjona en España, trae cinco puntos de azur equipolados con cuatro de oro.
- El Axedrez es una de las más nobles, y antiguas figuras de las Armerías, no dándose sino à valientes, y esforzados guerreros por señal de su valor, y osadía: es retrato de la Milicia, y modelo del Arte Militar, por representarse en el Axedrez un Campo de batalla; y en las tablas, ó quadros ordenados en hileras opuestas, los Soldados, que componen los dos Exércitos enemigos, vestidos de diferentes libreas, y por eso el tablero del Axedrez le ponen por Armas aquellos que expusieron la vida á el trance particular de una batalla»
Vemos, pues, que aquí está una parte de la armería de la duquesa de Arjona, doña Aldonza de Mendoza.
En la derecha del mismo cuartel, se encuentran dos lobos pasantes.
Los dos lobos pasantes uno encima de otro y con bordura de sotuer forman el escudo de los Ayala, y de doña Aldonza de Mendoza. Pasó esta armería a esta familia en virtud del casamiento de don Pedro González de Mendoza, con doña Aldonza de Ayala. Los lobos pasantes están también esculpidos en el castillo de Ponferrada.
Fig. 5. Lápida de la iglesia se Santa María de los Remedios. Cogolludo.
Detalle de la figura de los dos lobos pasantes en 2013. El de la parte inferior casi ha desaparecido tras la restauración de la Iglesia en el año 1992. Al ser desmontada la lápida y vuelta a montar se partió en esta zona, de ahí que se haya unido con yeso, tapando este material la figura del segundo lobo.
Imágenes de los escudos de los Ayala, en los que figuran, como en el escudo de la sepultura de Cogolludo, dos lobos, colocados uno sobre otro.
Ocupando otro de los cuarteles del escudo de la lápida se encuentra el blasón heráldico más común de los Mendoza: Cuartelado en aspa, adoptado por el Almirante don Diego Hurtado de Mendoza al casar con doña Leonor de la Vega, suprimiendo los paneles de los Guevara y agregando en este caso la A y la M del Ave María Gracia Plena, o, ¿al no estar completa la frase latina, como en todos los escudos de los Mendoza que he revisado, nos está indicando que se trata de Aldonza Mendoza?
Fig. 6. Lápida de la iglesia de Santa María de los Remedios. Cogolludo. Detalle del cuartel en el que se encuentra el blasón más conocido de los Mendoza. La casa de los Mendoza suele colocar la inscripción completa de Ave María Gratia Plena. En ningún escudo conocido de esta familia encontramos la frase incompleta ¿Por qué aquí solamente figuran A M? ¿Nos indica que que se trata de Aldonza Mendoza?
Fuera ya del escudo, pero en la lápida tantas veces citada, encontramos esculpidos huesos largos cruzados en aspa a un lado y otro de una calavera, lo que significa parto gemelar y todavía vemos esculpidas y centradas en la parte superior e inferior de la bordura que enmarca la leyenda dos caras de niño. En la vida del Almirante siempre debió estar presente la existencia de su hermano vilmente asesinado a los cinco años de edad.
Fig. 7. Lápida de la iglesia de Santa María de los Remedios. Cogolludo. Detalle de la calavera y huesos en aspa a uno y otro lado, indicativos de personajes gemelos
La riqueza en la armería de esta lápida en su mitad superior, y la leyenda de la otra mitad, nos induce a pensar que allí hay enterradas varias personas pertenecientes a los Ayala y a los Mendoza, con la posibilidad de que también se encuentre un Colombo, pero si no se exhuman los restos y se analizan, no será posible afirmar tal cosa.
¿Habrá en el Archivo Parroquial de la iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo algún documento que nos diga, aunque sea en clave, que se ha llevado allí un hecho importante, que no se puede inscribir de una forma totalmente clara?
En el año 1982, Ricardo Sanz realizó esta investigación y, con la inestimable colaboración del párroco de entonces, D. Pablo de Julián, examinó los escasos documentos que se encuentran en el archivo. En uno de ellos, del año 1500 y cubierta de pergamino, se encuentran inscripciones de bautismos.
Fig. 8. Primer libro de bautismos del Archivo Parroquial de la iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo (Guadalajara). Año 1500.
Posiblemente es el primero que recoge estos acontecimientos, pues hasta el Concilio de Trento (1545-1563) no se hacen efectivos estos registros de forma oficial, pero en algunas parroquias españolas venían realizándose unos treinta o treinta y cinco años antes.
Las inscripciones no son claras por su redacción. Ponen la fecha; el nombre de la parroquia; el nombre del nuevo cristiano y solamente citan al padre y a la madre, pero sin consignar los apellidos. Lo mismo hace en la identidad de los compadres.
El título dice así: Archivo Parroquial de Santa María de los Remedios.
Sorprende que, en un libro de bautismos, en el que la caligrafía del registro es de mala calidad, esté anotado el acto de una confirmación y otra inscripción con letra totalmente distinta y “perfectamente legible” ambas incluidas entre los registros bautismales.
El texto y página al que nos referimos es el siguiente:
Fig. 9. Imagen del registro que figura en el libro de bautismos del archivo parroquial de la iglesia de Sta. María de los Remedios de Cogolludo (Guadalajara). Pág 43.
En la primera línea escribe la fecha: “Año del Señor de mil quinientos once años”
El cuerpo principal del texto va a continuación de la fecha. Se inicia con una línea aislada: “Que es mi mandamiento”.
A continuación sigue el texto: “Por mandado Datuma FG Yo Juan Gomez clérigo Vicario General de la my villa de Guadalupe. Os mando que luego de informar mi mandamiento lo mandéis cumplir”
Solicitada la ayuda del padre salesiano don Miguel Herrero, la traducción de las diferentes grafías es como sigue: Significado de “Datum-a: Confiado por; o entregado por; o representado por”.
Consultado un diccionario de latín español: datus-a-um, pp. de do[4]; do dedi datum 1. tr.: dar, conceder, entregar, confiar; rem alicui, una cosa a uno; litteras alicui ad aliquem a: entregar a uno una carta para alguno[5].
Traducida la frase en la Universidad Complutense de Madrid, los profesores de Historia Antigua, don Carlos Sáez y don Jesús Valiente (+) hicieron la transcripción de las abreviaturas. Su informe fue el siguiente:
“La grafía superior a la letra G quiere decir que esta letra (letra G) corresponde a un apellido puesto en clave (ejemplo García; Guerra…). El signo que precede a (os mando) es un punto que se colocaba al principio del párrafo y no al final del párrafo anterior, como hacemos en la actualidad.”
Cualquiera de las acepciones, son válidas en este caso para la lectura, por lo que tomada la de «confiado por” la traducción es como sigue:
“Año del Señor de mil quinientos once años.
Que es mi mandamiento.
Por mandato confiado por Gorricio. Yo Juan Gómez clérigo Vicario General de la Villa de Guadalupe.
Os mando que luego de informar mi mandamiento lo mandéis cumplir.”
Nótese que cualquiera de las acepciones de «Datum-a»: Confiado, entregado o representado, son válidas para indicarnos que el Vicario Juan Gómez está cumpliendo un mandato del personaje que está detrás de la letra G.
Como vemos, aquí figura un cartujo (Gorricio) y otro fraile que es clérigo y Vicario General de su villa de Guadalupe (es, por lo tanto, un jerónimo), y todo esto ocurre en el año 1511.
La fecha del registro es importante, pues sucede cinco años después de la muerte del Almirante y, de nuevo otra casualidad, todo transcurre en el periodo comprendido entre 1510 y 1513, en que tuvieron lugar unos Capítulos privados en el monasterio jerónimo de Lupiana que nos dice el padre Sigüenza que no detalla porque se trató “de cosas y personas singulares”.
Tratemos de conocer la identidad verdadera del clérigo que da la orden que debe cumplir Juan Gómez.
La grafía G inferior puede corresponder a Gorricio (cartujo). Los jerónimos, al ingresar en la Orden Jerónima renunciaban a su propio apellido y adquirían el de su lugar de nacimiento o del monasterio. Con ello evitaban que dentro de la Orden existiesen diferencias sociales en función de la clase o casta de procedencia, estableciéndose así la igualdad entre ellos.
Al decirnos Juan (Gómez), en la Orden jerónima era Juan de Guadalupe por ser éste el monasterio en el que se encontraba.
En las fechas del documento, en el Monasterio de Guadalupe hay dos «Fray Juan de Guadalupe». Los dos fueron priores, y se diferenciaban entre sí por un segundo nombre. Al prior número trece se le llamaba Juan de Guadalupe «el viejo», y al otro, prior número dieciséis, se le conocía como Fray Juan de Guadalupe «el calero». ¿Quién de ellos es el que va a Cogolludo? Sin duda es «el calero», porque «el viejo» falleció el día 17 de marzo de 1506, es decir antes de 1511, cuando se dirigía a Lupiana para participar en el Capítulo General de la Orden que se celebró en este lugar.[6]
El motivo de que fuese fray Juan de Guadalupe «el calero» a dar Fe del enterramiento se debe a que conocía a Cristóbal Colón, que había estado en Guadalupe en el año 1496, y allí se bautizaron dos indios que eran servidores del Almirante[7].
Otra razón de los motivos por los que representa al padre Gorricio puede deberse a que éste se encontraba enfermo en esas fechas, o a su avanzada edad, ya (encargado por Colón para que se cumpliese su testamento) falleció el 31 de diciembre de 1515.
Así pues, en la iglesia de Cogolludo, podría darse el caso de que estén enterrados doña Aldonza Mendoza y don Cristóbal Colón bajo la presencia física de fray Juan Gómez Vicario de Guadalupe, que había trasladado a doña Aldonza de Mendoza desde Lupiana y llevaba la representación del padre Gorricio (cartujo encargado testamentario de cumplir los deseos del Almirante) para cumplir un enterramiento doble: Aldonza Mendoza y Cristóbal Colón, primer Almirante de la Mar Oceana.
Hasta aquí los argumentos…El resultado se cotejará con los restos de la sepultura de Cristóbal Colón y Hernando Colón en la catedral de Sevilla exhumados por el mismo equipo del Dr. José Antonio Lorente, catedrático de la Universidad de Granada, director científico de GENYO (Centro de Genómica e Investigación Oncológica: Pfizer) / Granada,
Si el resultado coincide, Cogolludo pasará a la Historia como el lugar en el que se encuentra la tumba del Almirante, y Espinosa de Henares como la cuna del Descubridor, y darán un vuelco a las teorías del lugar de nacimiento de este gran personaje, y estos dos municipios serán conocidos en todo el mundo, y lugar de destino de historiadores, investigadores y turistas.
Si el resultado no es positivo, habremos descartado la posibilidad de que esta sea la tumba del Almirante, pero no la tesis que sustenta su origen castellano, de Espinosa de Henares.
[1] SANZ GARCÍA, R. Cristóbal Colón, Un genio español. Única tesis verdadera; pág 150 y sig. Madrid, 1995. Diseño Gráfico AM 2000
[2] Op, cit; pág 148
[3] Edward Cooper; volumen I; págs. 394 y siguientes
[4] Spes. 1960. Diccionario Latino-español, español-latino. Barcelona; pág 123
[5] Ibidem; pág 148
[6] Fray Sebastián García y Fray Felipe Trenado O.F.M .Guadalupe: Historia, devoción y arte. Editorial Católica Española S.A. Sevilla. 1978; pág 91.
[7] Ibídem, pág 99 y 100: «Fue elegido el 15 de julio de 1495…El año 1496 de los anales guadalupenses está relacionado con la visita de Cristóbal Colón al monasterio, la única históricamente comprobada, aunque es casi cierto que estuvo en otras ocasiones. Después de su segundo viaje vino a esta Santa Casa. El 29 de julio de 1496 se celebró en el santuario el bautizo de dos criados de Colón, que el Almirante había traído a Guadalupe, como signo de devoción a Nuestra Señora, cuya poderosa intercesión había experimentado en distintos momentos de su empresa descubridora«.