¿Podría estar enterrado Cristóbal Colón en la iglesia de Santa María de Cogolludo?
El guadalajareño Alfonso Sanz investiga en un libro esta teoría tras el hallazgo de unos restos de una sepultura que se están analizando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada
GuadalajaraActualizado:
Aunque siempre se ha creído que Cristóbal Colón era genovés, sobre su origen han corrido ríos de tinta. Un tema que aún hoy es un misterio, pues del descubridor de América se ha dicho también que era extremeño, mallorquín, castellano, catalán, gallego, navarro, portugués, croata, polaco… El propio navegante alimentó el enigma sobre su procedencia en vida. «Cuan apta fue su persona y dotada de todo aquello que para tan grande cosa convenía, tanto más quiso que su patria y origen fuesen menos ciertos y conocidos», escribió su hijo Hernando en la ‘Historia del almirante’ que se publicó en 1571.
Ahondando en esta cuestión, un nuevo libro intenta arrojar algo de luz y sitúa los restos del famoso navegante en la iglesia de Santa María de los Remedios de Cogolludo, en la provincia de Guadalajara. Con el título de ‘Cristóbal Colón. Una historia por completar’ (Entrelíneas Editores), su autor, Alfonso Sanz Núñez (Guadalajara, 1942), recoge una serie de datos y documentos que hablan de la posibilidad de que el descubridor del Nuevo Mundo fuera paisano suyo.
Este licenciado en Geografía e Historia e ingeniero técnico en Topografía ya jubilado ha seguido en su ensayo los pasos de su padre, Ricardo Sanz García, que dedicó varias obras a este tema.
La teoría que sostiene en su libro es que Cristóbal Colón fue hijo de doña Aldonza de Mendoza y nieto de don Diego Hurtado de Mendoza, que fue almirante de Castilla. Nació en Espinosa de Henares (Guadalajara) el 18 de junio de 1435 y tanto él como su hermano Bartolomé (hijo del mismo padre, Cristóbal Genovés, pero de distinta madre) firmaban como «Colombo de terra rubea» (traducido del latín al castellano como «de tierra espinosa»).
El autor asegura que Cristóbal Colón entró en la Corte apoyado por la familia de los Mendoza y por los Jerónimos, a los que Aldonza de Mendoza financió y aportó grandes cantidades de dinero para la construcción del monasterio jerónimo de San Bartolomé de Lupiana, en la provincia de Guadalajara. «El fallecimiento de esta noble se produjo en junio de 1435, justo cuando nació el navegante y 70 años antes de morir éste en Valladolid en 1506», apunta.
Estas hipótesis, a su juicio, las corroboran también otros biógrafos de Cristóbal Colón como Andrés Bernáldez, Salvador de Madariaga, el conde Roselly de Lorgues, fray Bartolomé de las Casas o incluso el mismísimo Julio Verne. Y otro investigador de su figura, el estadounidense Henry Harrisse, lo sitúa en Cogolludo durante dos años de su vida.
Otro de los argumentos de la investigación es que el duque de Medinaceli, cuando el descubridor de América llegó a Lisboa, recibió en su palacio de Cogolludo una carta de su parte, que ahora está perdida. En respuesta a la misma, el duque escribió una misiva (fechada el 19 de marzo de 1493 y conservada en el Archivo General de Simancas) en la que se dirigía al cardenal Mendoza, que, según él, era familia de Cristóbal Colón . En ella le hablaba de la estancia de este último durante dos años en su villa y le informa de su llegada a la capital portuguesa el 5 de marzo de 1493, «dándole datos pormenorizados de su viaje y las fechas coinciden con tales hechos», subraya.
Nieto de Diego Hurtado de Mendoza
«Todo esto contradice las hipótesis extendidas hasta ahora de que el famoso navegante nació en Génova (Italia) en 1451», afirma el autor del ensayo. Así, explica que uno los testigos de la muerte de Aldonza de Mendoza, Fray Esteban de León, el prior del monasterio de Lupiana, viene a decir que esta mujer tuvo un parto gemelar, fruto del cual nació Alfón el Doncel, que murió asesinado cinco años después, y otro hijo que desapareció, que según Sanz Núñez fue Cristóbal Colón.
En ese mismo testamento figura, de hecho, un tal «Cristóbal Genovés», al que le deja 13.000 maravedíes, una importante cantidad de dinero equivalente a cuatro anualidades de un alcaide de la época. Además, se incluye una manda de Aldonza de Mendoza por la que pide a los dos testigos que «se reparta todo lo que hay en el testamento y lo que no se reparta, que se dé a lo que ella decida a su albacea testamentario». Ahí había una cantidad importante de tierras y posesiones que no se sabe a quién correspondían, teniendo en cuenta que esta noble era viuda después de la muerte de su marido Fradrique Enríquez de Castilla, conde de Trastámara y duque de Arjona.
Posteriormente, señala el investigador, aparecieron dos actas notariales distintas, una en Génova y otra en Roma, que nombran a «don Cristóbal», pero no especifican que sea Colón, relacionándolo con la familia italiana de «Cristóbal Genovés».
Sanz Núñez dice también que en las concesiones que le hicieron a Cristóbal Colón por convertirse en almirante, está el escudo que representa sus orígenes nobiliarios, dentro del cual aparecen, entre sus armas, las cinco anclas del almirante de Castilla que fue su abuelo Diego Hurtado de Mendoza, además de una banda que representa a una orden de caballeros castellanos, otorgada por el rey Alfonso XI durante una demostración de lucha celebrada el día de San Miguel en el arrabal de Santa Catalina, en Guadalajara.
Además, durante el estudio de uno de los libros de bautismo del siglo XVI, perteneciente a la iglesia de Santa María de Cogolludo y que se conserva en el archivo parroquial, el investigador comprobó que aparece la nota de un enterramiento al cual asiste el vicario del monasterio de Guadalupe, uno de los lugares donde se instruyó Colón, quien se personó en la villa de Cogolludo para un sepelio. «Es cierto que no se dice claramente que el fallecido sea él, pero su vida estuvo siempre rodeada de misterio. Además, la lápida correspondiente a este enterramiento posee una serie de elementos de los que se podría deducir que en ella yace el ilustre descubridor de las Américas», señala.
Este hallazgo ha llevado a la exhumación de algunos restos contenidos en esa sepultura que se están analizando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Sobre ellos se van a realizar diferentes estudios de ADN en distintos laboratorios repartidos por todo el mundo con el fin de esclarecer si podrían pertenecer a Cristóbal Colón.
Con ello, se comprueba cómo el almirante consiguió el objetivo propuesto de no descubrir su verdadero lugar de nacimiento ni la identidad de sus padres. «Pero, a pesar de ello, y debido a que en sus escritos le pudo el subconsciente y a los documentos escritos de quienes le rodearon, creemos haber desvelado el secreto tan bien guardado durante tantos años», concluye.